Historia del esclavista español
El antropólogo Gustau Nerín saca a la luz el oscuro pasado negrero del país en el premiado ensayo 'Traficants d'ànimes'
En
España, el tráfico de esclavos es tabú. Apenas se habla del tema. Por
lo menos, no lo suficiente teniendo en cuenta que nuestro país fue una
superpotencia en lo que el antropólogo Gustau Nerín
califica de «uno de los principales mecanismos de producción del mal de
la historia de la humanidad». En su tercer ensayo dedicado al tema, Traficants d'ànimes (Pòrtic),
Premi Carles Rahola, este gran especialista en el colonialismo español
investiga la actividad de los negreros españoles en la costa africana
durante el siglo XIX. Hombres de todos los rincones del país -Cádiz,
Sant Feliu de Guíxols, Mahón- que compraban esclavos en África y los
vendían en Cuba, Puerto Rico, Brasil y Estados Unidos. - ¿Qué era el banzo?
- El banzo era un estado de ánimo que afectaba a algunos esclavos durante el viaje transatlántico. Les cogía la tristeza, dejaban de comer y se dejaban morir. Era una de las principales causas de mortalidad durante la travesía atlántica.
- ¿Cómo surge la corriente antiesclavista británica y cómo pudo influir tanto en el parlamento?
- El abolicionismo británico fue especialmente activo porque consiguió penetrar en muchos sectores de la sociedad y convertirse en un movimiento realmente popular, con iniciativas tan modernas y efectivas como la presión directa a los diputados o el boicot a los productos elaborados con mano de obra esclava. La actividad de algunas iglesias y de algunos sectores del movimiento obrero fue determinante. En otros países, como España, el abolicionismo fue mucho más tímido, y no consiguió un fuerte impacto social.
- Es curioso imaginarse a galeones ingleses patrullando los océanos en busca de barcos cargados de esclavos...
- La labor de Inglaterra fue determinante para terminar con el tráfico de esclavos. Una parte importante de los impuestos de los ingleses, a lo largo de más de 50 años, se destinó a la lucha contra la esclavitud. En algunos momentos el parlamento trató de frenar estas iniciativas por sus altos costes, pero la presión social logró mantener en marcha la patrulla naval que consiguió imponer un bloqueo a la trata.
- Al leer los nombres de negreros españoles uno se sorprende al reconocer apellidos que siguen siendo muy relevantes en la economía y la sociedad hoy. Sus descendientes no tienen la culpa de lo que hicieron sus antepasados, pero el hecho de que no se hable del tema, ¿no tendrá que ver precisamente con eso, con que esas familias siguen teniendo mucho poder hoy?
- En realidad, ni en Cataluña ni en España se ha hablado jamás de la trata de esclavos, porque cuando tomó importancia ya era una actividad ilegal. Tras el fin de la esclavitud, se prefirió continuar ocultando la implicación en este turbio asunto. En realidad, no son sólo algunas familias burguesas que se beneficiaron de la trata siguen ocupando posiciones destacadas en la sociedad actual. Incluso la familia real estuvo, al parecer, implicada en el negocio. Especialmente se ha hablado de los negocios de la reina madre María Cristina con el negrero Manuel Pastor Fuentes...
- ¿Qué le parece el Museu Marítim de Barcelona?
- El Museu Marítim es una instalación espectacular, con algunas piezas de gran interés. En algún caso esta institución ha realizado intentos muy interesantes de revisar el pasado de Cataluña y de sus relaciones con el mundo. Pero la principal dificultad respecto al tratamiento museístico de la trata de esclavos es obtener piezas de valor, ya que durante mucho tiempo el tráfico permaneció oculto. Ni siquiera disponemos de retratos de muchos de los mayores traficantes de esclavos.
- Podrá sonar muy naíf, pero, ¿no ayudaría que la literatura o el cine trataran el tema? Estoy pensando en 'Django Unchained' de Quentin Tarantino. Ese tipo de películas ayudan a que las generaciones más jóvenes tengan claro lo que fue el esclavismo.
- La verdad es que hay un autor que describió de forma bastante realista todo este mundo, Pío Baroja, pero parece ser que sus novelas han pasado de moda. Afortunadamente en los últimos tiempos ha aparecido alguna obra de gran interés que relata nuestra participación en el tráfico, como El mar dels traïdors, de Jordi Tomàs. En el fondo, Amistad, de Spielberg, relataba la vida y muerte de un negrero ibicenco, Ramon Ferrer, aunque esto pasase desapercibido para muchos.
- En el libro se habla de un motín, el del Dolores. ¿Por qué hubo tan pocos?
- Los esclavos no tenían conocimientos técnicos para navegar con los barcos occidentales, les era muy difícil sublevarse en alta mar. La mayoría de las sublevaciones se producían durante el embarque o cuando todavía estaban cerca de la costa. Además, los esclavos solían pasar el viaje en un estado de prostración, provocado por la mala alimentación, la sed, las enfermedades y la falta de espacio. Era difícil que se sublevaran
- ¿Puede decirse que los últimos negreros que existieron, incluso después de que la esclavitud fuese abolida en Estados Unidos y Brasil, fueron españoles?
- Hubo negreros españoles hasta que se terminó el tráfico de esclavos por el Atlántico. Pero la esclavitud no terminó súbitamente. Tras el fin del tráfico de esclavos por el Atlántico, se utilizaron diversos sistemas de trabajos semiforzados, como el de los indios yucatecos que fueron transportados por la fuerza hacia Cuba. Pero también en la propia África, tras el fin del tráfico de esclavos, se mantuvo la esclavitud.
- ¿Qué fue lo que acabó definitivamente con el esclavismo, la guerra civil americana?
- La trata de esclavos terminó antes del inicio del colonialismo. En realidad, a partir de 1860 casi desaparecen las expediciones negreras transatlánticas. El principal factor de la desaparición de la esclavitud fue la presión de los abolicionistas, y el temor a una insurrección como la de Haití.
- ¿En África se habla del tema?
- En realidad, el problema es bastante parecido en España y en África. A pesar de que la trata de esclavos se conoce, hay tendencia a analizarla como algo externo a la sociedad, como si ésta no hubiera estado implicada en ella. Hay una excesiva tendencia a ignorar nuestra propia tendencia al mal.
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