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El millonario Jeffrey Epstein, imputado por explotación sexual de menores, hallado muerto en su celda
El millonario Jeffrey Epstein,
imputado por explotación sexual de menores, hallado muerto en su celda
La Fiscalía General de EE UU y el FBI han abierto
sendas investigaciones sobre la muerte del financiero que mantuvo buenas
conexiones con diversas personalidades de la élite estadounidense
Washington 12 AGO
2019 - 09:00 CEST
Imagen de
archivo de Jeffrey Epstein. FOTO: AP / VIDEO: REUTERS
A las 6.30
de este sábado, el personal de la cárcel federal ubicada en Manhattan, conocida
como “el Guantánamo de Nueva York”, encontró a Jeffrey
Epstein inconsciente en su celda. El multimillonario, acusado de haber explotado sexualmente a decenas de niñas,
se enfrentaba a 45 años de cárcel. Fue trasladado con un paro cardiaco a un
hospital del centro de la ciudad, donde confirmaron su muerte. Según fuentes
policiales citadas por la cadena estadounidense ABC News, Epstein se
ahorcó. El fiscal general de EE UU, William P. Barr, anunció este sábado
que tanto la Fiscalía como el FBI iban a abrir una investigación. “Su muerte
abre serias preguntas que deben recibir respuesta”, dijo en un comunicado
oficial.
Hace menos de tres semanas, el magnate fue hallado en
el suelo de su celda con hematomas en el cuello. Las autoridades estaban
investigando si las marcas habían sido autoinflingidas o producto de un ataque.
Epstein estuvo en vigilancia por riesgo de suicidio tras su incidente en el
penal el pasado 23 de julio y recibió una evaluación psiquiátrica diaria, pero
el 29 de julio regresó a su unidad especial sin un equipo antisuicidios, según
informó The New York Times.
El suceso ha
desatado una ola de dudas sobre cómo ocurrió un hecho previsible en un centro
penitenciario que aloja desde al narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán
hasta agentes de Al Qaeda. "Necesitamos respuestas, muchas", ha
escrito en su cuenta de Twitter la congresista demócrata de Nueva York
Alexandria Ocasio-Cortez.
- El fundador de Victoria’s Secret se desvincula de Jeffrey Epstein y lo acusa de malversar el dinero de su familia
- Epstein permanecerá en prisión hasta el juicio por explotar a menores
- El dinero y el poder chocan con la justicia en el ‘caso Epstein’
Cuando salió
a la luz la actividad criminal de Jeffrey Epstein con niñas menores de edad,
varias de las grandes figuras de la política y las finanzas cercanas el
inversor marcaron distancia. Uno de ellos fue el presidente estadounidense
Donald Trump, quien en 2002 dijo a la revista New York que conocía a
Epstein, “un tipo estupendo”, desde hacía más de 15 años, y que este había
visitado varias veces el lujoso club privado del republicano Mar-a-Lago en Palm
Beach. “Se dice que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de
ellas son más jóvenes”, afirmó Trump. Cuando reabrieron el caso a mediados de
este año, el mandatario fue menos generoso: “Lo conocía como lo conocían todos
en Palm Beach”. Sostuvo que no hablaban desde hacía 15 años porque se habían
peleado. “Yo no era un admirador suyo, eso lo puedo decir”, repetía a los
periodistas a principios de julio. Por el momento, Trump no se ha pronunciado
sobre el suicidio del financiero.
Durante una
vista reciente en un juzgado, los abogados de Epstein advirtieron al juez que
su cliente había recibido amenazas y que temía por su seguridad. El magistrado
negó la libertad bajo fianza hasta la celebración del juicio agendada para
mediados del próximo año. Según argumentó, Epstein representaba un peligro para
la comunidad, además de existir elevado riesgo de fuga por su fortuna. Lisa
Bloom, una abogada que representa a varias víctimas del multimillonario, afirmó en las redes sociales que sus clientes “no desean el
suicidio" a nadie, “ni siquiera a un depredador reincidente que
ha engañado y herido a tantas mujeres”. Bloom deseó que Epstein siguiera con
vida hasta el inicio del juicio para que “se enfrente a la justicia y a la
responsabilidad por todo lo que hizo”. Jennifer Araoz, quien acusó a Epstein de
violarla cuando tenía 15 años, lamentó este sábado que el abusador no va a
pagar por lo que hizo: "Tenemos que vivir con las cicatrices de sus
acciones por el resto de nuestras vidas, mientras que él nunca enfrentará las
consecuencias de los crímenes que cometió".
El castillo
de naipes del gestor de fondos estadounidense se derrumbó para siempre el 6 de
julio. Epstein, de 66 años, aterrizó con su avión privado en el aeropuerto
Teterboro de Nueva Jersey —procedente de París, donde tenía una residencia—
cuando lo arrestaron por tráfico sexual de menores. Esa misma tarde, varios
agentes del FBI entraron a la mansión de siete pisos del magnate, ubicada a
escasos pasos de Central Park, uno de los centros de la trama. En una caja
fuerte encontraron un CD con cientos de fotos de sus víctimas, algunas
completamente desnudas. En las paredes de la casa, valorada en al menos 77
millones de dólares, según un documento federal, había fotos colgadas de
influyentes figuras cercanas al multimillonario como Bill Clinton o el príncipe
saudí Mohammed bin Salmán.
Los fiscales
acusaron al inversor y a sus empleados de orquestar una red de tráfico sexual,
llevando a menores de edad a su residencia en Manhattan y en Palm Beach
(Florida), entre 2002 y 2005. El financiero se declaró no culpable tras su
arresto.
Fue una
investigación del periódico Miami Herald, publicada en noviembre de
2018, la que resucitó el caso enterrado hace 11 años, cuando Epstein fue
acusado de haber abusado de una niña de 14 años en su casa de Florida. En 2006
lo detuvieron por cuatro cargos por actividades sexuales ilícitas con menores.
La Fiscalía de Nueva York sostuvo que el multimillonario explotó a menores
“particularmente vulnerables”. Primero las llevaba a su casa para que le
hicieran masajes, pero luego abusaba sexualmente de ellas. Pagaba cientos de
dólares a las víctimas y un dinero extra a aquellas que le llevaban a otras
niñas. El caso se cerró en 2008, cuando el entonces fiscal federal de Miami,
Alexander Acosta, negoció con el gestor de fondos para que se declarase
culpable de haber prostituido a una menor, lo que le permitió eludir los cargos
federales que podían suponerle cadena perpetua. Los detalles revelados por el
de ese acuerdo secreto fue muy criticado porque las víctimas no fueron
informadas de los detalles. El castigo entonces fue incluirlo en el registro de
delincuentes sexuales y pasar 13 meses en prisión, de donde podía salir 12
horas al día a su oficina seis días a la semana.
Su fortuna
ampliar foto Cuatro mujeres muestran una foto de
Epstein el pasado julio en la Corte Federal de Nueva York. STEPHANIE KEITH AFP
La Fiscalía
de Nueva York estima la fortuna de Epstein en 500 millones de dólares con unos
ingresos anuales de 10 millones. Pero no nació en una cuna de oro. Sus padres,
obreros de clase media, lo criaron en Coney Island, en el Brooklyn de los
sesenta. Cuando salió del instituto se matriculó en un centro de estudios para
recibir clases de Física. Desertó, y luego ingresó en la Universidad de Nueva
York para estudiar Fisiología Matemática. Tampoco duró mucho y lo dejó sin
nunca obtener una licenciatura. Pero era hábil con los números, así que se
dedicó a enseñarle matemáticas a jóvenes del acomodado barrio del Upper East
Side, cuando uno de los padres lo puso en contacto con Ace Greenberg, el
director ejecutivo de un banco de inversión en Wall Street.
Así fue como
Epstein entró en los setenta al mundo de la inversión y desde entonces no se
movió de ahí. Tras su paso por el difunto banco de inversión Bear Stearns, se
independizó y creó su propio fondo, hoy llamado Financial Trust. El único
requisito era que los interesados en recibir sus servicios debían tener un
patrimonio de más de 1.000 millones en activos. Se estimó que Epstein
gestionaba 15.000 millones en activos. El listado de sus clientes, así como su
fortuna, siempre ha sido un misterio. Uno de los pocos nombres revelados fue el
de Leslie Wexner, el fundador y consejero delegado de L Brands —matriz de
marcas como Victoria’s Secret y Bath & Body Works—. En una carta escrita
hace unos días por Wexner, de 81 años, el empresario aseguró hace unos días que
cuando Epstein dejó el banco se dio cuenta de que había malversado “grandes
sumas de dinero” de él y de su familia. “Con su credibilidad y nuestra
confianza en él destruida, inmediatamente cortamos los lazos”, sostiene.
Yoga y coches
Además de un
pederasta en serie, Epstein era un tipo particular. Practicaba una hora y 15
minutos diarios de yoga, con un entrenador personal con el que viajaba a todas
partes. Llegó a registrar 600 horas al año de vuelo en algunos de sus distintos
aviones —uno de ellos conocido como el Lolita— en busca de oportunidades
de inversión. Aunque por su vestimenta parecía un hombre sobrio, de vaqueros y
camisa, le gustaba el lujo. Tenía 15 coches y casas en Nuevo México, París y
las Islas Vírgenes, además de la finca en Palm Beach y una mansión en Manhattan.
Había quien lo llamaba coleccionista, por la cantidad de objetos que acumulaba.
Él siempre se autodenominó un coleccionista de mentes de hombres ricos y
poderosos.
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